HALLOWEEN PUMPKIN CAKE

PASTEL DE CALABAZA CON JENGIBRE Y CANELA

Nos acercamos a Halloween, equivalente al Día de Todos los Santos aquí en España. Bueno, realmente no tiene nada que ver y por eso mismo, en vez de decantarme por nuestros dulces típicos durante estas fechas hoy presento un pastel o bizcocho de calabaza más común en los Estados Unidos de América.

La calabaza dará una textura y un sabor muy especiales al pastel

¿Quién no ha oído hablar del Trick or Treat (Truco o Trato en español)?

De forma breve os contaré que, como siempre en estos casos. existen varias versiones acerca del origen de esta tradición americana. Como no, tenemos la religiosa que procede de la Inglaterra de los siglos XVI y XVII cuando los protestantes perseguían a los católicos, otra mucho más antigua de origen celta que alimentaba el miedo difundiendo la existencia de espíritus del más allá, e incluso la más reciente que nos cuenta como Jack, borracho, estafador y pendenciero, que después de muerto no bajó al infierno (tampoco subió al cielo) porque consiguió engañar al mismísimo diablo de forma que quedó errando aquí y allá haciendo de las suyas e iluminando su camino con un nabo hueco y con ascuas de carbón en su interior ¿?. Gracias a Jack, hoy conocemos a la famosa calabaza (que ilumina mejor que un nabo) con agujeros tallados haciendo la boca y los ojos como Jack-O-Lantern.

De dondequiera que venga la tradición, está claro que nos hemos quedado con la célebre frase, por supuesto, aplicable a cualquiera de ellas. Así que en resumen os diré que cuando se habla de "Treat" significa que el que recibe la visita (ya sea de un fantasma, de un luterano o del propio Jack) acepta ofrecer unas cervezas o pastelillos antes que ver su casa como si hubiera pasado el Katrina por ella (es decir, el "Trick").

Después de esta curiosa historia, pasamos a lo importante que es la receta en cuestión. Lo cierto es que me he animado a hacer este bizcocho porque lo vi en uno de los sitios que sigo habitualmente, en concreto el blog de Ana y Blanca y me pareció que estaría riquísimo. Bueno, pues ya lo he hecho y realmente ha quedado como esperaba; una textura excepcional, muy esponjoso y suave, con un sabor tan bueno y a la vez exótico y chispeante gracias a la canela y al jengibre.

Además aprovecho la ocasión para deciros que esta receta participa en el Concurso de Recetas Norteamericanas del blog La Cocina de Tesa. Un sitio increíble que no debéis pasar por alto, con unas recetas para quitarse el sombrero y además con una fotografía impresionante, la cual ya ha recibido algún que otro premio.

Ahora, pongámonos manos a la obra.

Ingredientes para 8 personas

- 300gr. de calabaza

- 3 huevos

- 100gr. de mantequilla

- 100gr. de azúcar blanquilla

- 80gr. de almendras crudas

- 1 limón

- 100gr. de harina para repostería

- 1 sobre de levadura química

- Sal, azúcar glas, jengibre y canela en polvo

Elaboración

En primer lugar lo que vamos a hacer es asar la calabaza en el horno a 180º durante unos 25 minutos o media hora; vigilar y sacad a enfriar cuando ésta esté blanda y hecha. Limpiaremos la corteza y las pipas para trocearla y triturarla hasta hacerla puré.

Vamos a coger dos recipientes en los que pondremos las claras y las yemas de los huevos por separado.

Primero mezclaremos el azúcar normal junto con las yemas hasta que la mezcla tenga un color naranja blanquecino. Entonces incorporamos la mantequilla a temperatura ambiente para seguir mezclando y luego hacemos lo mismo con las almendras, previamente molidas y continuamos.

Incorporamos el puré de calabaza a la mezcla anterior mientras volvemos a remover. Y finalmente la ralladura de un limón  mientras removemos un poco más.

Ahora ponemos las claras a punto de nieve y añadimos poco a poco a la masa y mezclando con movimientos suaves y envolventes (ya sabéis, así no perderemos la esponjosidad de las claras tal como os conté en la receta de la Sacher Torte). Cuando tengamos la masa uniforme añadimos la harina poco a poco con cuidado, la levadura y una pizca de sal. Acabaremos el proceso cuando todo esté mezclado perfectamente.

Engrasamos un molde para tartas o bizcochos con mantequilla y espolvoreamos con un poco de harina. Precalentamos el horno y lo ponemos a 180º e introducimos dicho molde con la mezcla ya incorporada durante unos 20 minutos. Vigilamos con una aguja de coser o similar para controlar cuándo está hecho el bizcocho.

Sacamos y enfriamos. Desmoldamos y apartamos en una fuente o tartera donde vayáis a presentarlo. Entonces espolvoreamos con azúcar glas, la canela y el jengibre al gusto.

Nuestro Halloween Pumkin Cake