Voy a dar salida a un paquete de carne picada que tengo en el congelador, y qué mejor forma de hacerlo preparando una receta de albóndigas tradicionales con las que no podréis parar hasta dejar la cazuela vacía y machacaros una barra de pan.
La receta que voy a mostrar no es exactamente igual que la que siempre hemos elaborado en casa ya que, por un motivo u otro, he tenido introducir pequeñas variaciones que os iré contando. Pero lo cierto es que al no ser significativos el resultado ha sido similar.
Ingredientes para 4 personas
- 1/2 kg. carne picada
- 1 huevo
- Ajo
- Cebolla
- Perejil
- Pan rallado
- Aceite de oliva virgen
- Sal y pimienta
- Laurel
- Harina
- Brandy
Elaboración
Disponemos la carne picada en un bol y salpimentamos, donde luego mezclaremos bien con varios de los ingredientes. Por costumbre compro mitad de carne de cerdo y mitad de ternera, para darle ese punto jugoso que todo el mundo busca en esta receta.
En un mortero he añadido 2 dientes de ajo picados, 1 o 2 ramas de perejil y 2 cucharadas soperas de pan rallado. Majamos bien y desleemos con unas gotas de aceite de oliva. Como inconveniente, sólo cabe mencionar que he tenido que rallar un trozo de pan de ayer, pero por lo demás todo controlado.
Existen muchos trucos para conseguir unas albóndigas extra jugosas, el primero ya lo he comentado.
En este punto cabe destacar que hay gente que añade un buen chorro de aceite, otros añaden leche, miga de pan del día o una mezcla de los anteriores. Yo he probado todos ellos y cualquiera que utilicéis os aportará esa textura; podéis probar y luego me contáis.
Otro de los trucos, y ya no me se más, es utilizar un huevo batido (aunque yo he usado 2 pequeños de campo).
Ya tenemos todo lo necesario para preparar nuestra mezcla. Si os habéis dado cuenta, estas albóndigas tradicionales no tienen nada que ver con las albóndigas kafta que publiqué hace unos meses; aquellas llevaban ingredientes diferentes pero además requerían de un período de maceración.
Ahora sólo nos queda mezclar bien todos los ingredientes con un tenedor y comenzar a formar nuestras albóndigas o meatballs como dirían los angloparlantes.
Además, debemos tener preparado un plato con harina para rebozar bien las albóndigas antes de ponerlas a freír en la cacerola con aceite caliente.
Desde mi punto de vista, lo aconsejable sería tener preparadas todas las bolitas de carne e ir friendo por tandas; vamos apartando según se vayan haciendo y volvemos a introducir otras para continuar con el proceso hasta completar todas las unidades. Si las hacéis pequeñas o medianas obtendréis unas 50.
En mi caso, por limitación de espacio y tiempo, según voy haciendo 5 o 6 albóndigas las rebozo en harina, las pongo a freír ocupando la mitad de superficie de la cazuela y continuo haciendo otras tantas.
Sitúo estas últimas junto a las primeras, a las cuales les doy la vuelta y mientras se hacen por el otro lado, la 2ª tanda se hace por el primero. Se trata de poner en marcha un proceso en cadena, como si de una fábrica se tratase, a gusto y comodidad de cada uno dada las circunstancias existentes en ese momento.
Sitúo estas últimas junto a las primeras, a las cuales les doy la vuelta y mientras se hacen por el otro lado, la 2ª tanda se hace por el primero. Se trata de poner en marcha un proceso en cadena, como si de una fábrica se tratase, a gusto y comodidad de cada uno dada las circunstancias existentes en ese momento.
Cuando hayamos terminado de freír todas, las reservamos.
Picamos una cebolla y añadimos a la cazuela donde habrán quedado los restos de harina tostada, el jugo de la carne y algo de aceite. Lo que interesa ahora es que la cebolla se ablande así que poned el fuego bajo y esperad unos minutos, no queremos que se tueste.
Picamos una cebolla y añadimos a la cazuela donde habrán quedado los restos de harina tostada, el jugo de la carne y algo de aceite. Lo que interesa ahora es que la cebolla se ablande así que poned el fuego bajo y esperad unos minutos, no queremos que se tueste.
En este momento, lo que hemos hecho en casa toda la vida es añadir un buen chorro de vino blanco o Manzanilla y dejamos que el alcohol se evapore, para conseguir un aroma y sabor añadido sorprendentes.
Ahora podéis aportar vuestro toque de personalidad y originalidad a la receta pues este tipo de guisos acepta multitud de variantes; como os decía al principio, hoy he tenido que utilizar brandy de Jerez en vez de vino blanco, pero podéis utilizar un vino o licor con el que dar ese punto de distinción. Cerveza, whisky, Oporto, y un largo etcétera hará que podáis disfrutar de una receta diferente cada vez. Lo importante es que encontremos un equilibrio adecuado con nuestros ingredientes.
Ahora podéis aportar vuestro toque de personalidad y originalidad a la receta pues este tipo de guisos acepta multitud de variantes; como os decía al principio, hoy he tenido que utilizar brandy de Jerez en vez de vino blanco, pero podéis utilizar un vino o licor con el que dar ese punto de distinción. Cerveza, whisky, Oporto, y un largo etcétera hará que podáis disfrutar de una receta diferente cada vez. Lo importante es que encontremos un equilibrio adecuado con nuestros ingredientes.
Ahora añadiremos un poco de agua para que obtengamos esa salsa para albóndigas tan ansiada por todos. Otras personas suelen utilizar caldo de ternera o ave de una preparación anterior y darle al guiso un sabor más intenso; os digo que también he probado esta práctica y el resultado ha sido muy satisfactorio.